Vino Zoe con los ojos fuera de sí y, para variar, la lengua azul a rastras.
Se chivaba: «Nala está loca, Nala está loca. Mira dónde se ha echado la siesta».
Tiene razón. Mira que meterse en la jardinera…
Vino Zoe con los ojos fuera de sí y, para variar, la lengua azul a rastras.
Se chivaba: «Nala está loca, Nala está loca. Mira dónde se ha echado la siesta».
Tiene razón. Mira que meterse en la jardinera…