En mi escuela sólo había dos principios:
- Claro, conciso y concreto.
- Que te lean el catedrático y el lechero.
El problema es qué hacer en tiempos de información «al peso», extinción de lecheros y proliferación de catedráticos en cualquier materia de nuevo cuño.
El manual propuesto por «Azorín» mantiene intacta su vigencia.