La Navidad esa engañifa de amor al prójimo y sonrisa tatuada por decreto no impide que la gente siga durmiendo en la calle.
¿Qué pasará, ahora que hace todavía más frío, con los que símplemente duermen apoyados en su acordeón?
La Navidad esa engañifa de amor al prójimo y sonrisa tatuada por decreto no impide que la gente siga durmiendo en la calle.
¿Qué pasará, ahora que hace todavía más frío, con los que símplemente duermen apoyados en su acordeón?