Te crees que va a ser una peli de periodistas y te plantas ahí con tus palomitas y la mejor ilusión. Hasta que empiezan a sucederse topicazos, sensiblería sin profundidad, y malos con cara de malos. Más que una peli para remover conciencias o mostrar una realidad, parecía un argumento Disney. Los diálogos y muchas situaciones resultaban más que previsibles eran poco creíbles.
Desconecté, como la señora de detrás que se pasó el rato limándose las uñas o despertándose con su propio hipo, en esta frase:
«El peldaño más bajo para un periodista, ir a una guerra pagándose los gastos».
Lo único reseñable de «La Sombra del Cazador» es la moraleja final, con su toque de sarcasmo previo a los títulos de crédito.
Una vez más, el tráiler supera al largometraje.
Al salir, mientras esperaba en el baño, me hice una de las clásicas de espejo.