Cuando estuve en Buenos Aires por primera vez, Rod me llevó a casa del pelusa, a la que tenía en su barrio, en Devoto. Me contó que cuando más le perseguía la prensa, se le podía ver llegar a casa de los entrenamientos en un camión («el ‘scaña’ del Diego). Allí el mejor jugador del mundo era venerado como un Dios maldito.
Maradona me cae bien. Es mi jueguete roto favorito. A pesar de ser objeto de culto pagano, en ciertas cosas, además de saber mostrar sus debilidades, no se ha endiosado. Maradona mantiene la sensibilidad con los que menos tienen.
Muuy lindo blog, asique estuviste en Buenos Aires? Yo soy Argentino. Voy a seguir pasando por acá :)
Un beso Ro
Nos leemos. ;)