Este domingo ha sido para recordar. Solitario y social al mismo tiempo. Comenzó con visita a la familia y lo cerré con una cena de ensaladita -estoy comiendo más espinacas que popeye- y empanadita de verduras con Soledad Gallego Díaz.
Por la tarde estuve en La Recoleta, barrio conocido por su artístico cementario y sin embargo «cheto» -bastante- y muy vivo. Vi «Quemar después de leer», muy de los Coen. Me gustó. Lo mejor del cine aquí es que es por defecto en versión original. Tuve que pagar con tarjeta porque no tenían cambio. Lo de las monedas aquí es un verdadero problema. Ya os contaré.
Me contaron en mi primer viaje que Ricardo Arjona se dio a conocer cantando en los aledaños del Village. Parece que hoy los gustos musicales han cambiado.