Viene a ser como nuestro cocido. En las casas de comida lo dan los sábados. Como los jueves paella por aquí. Fuimos a un barrio popular y al sitio más popular, no por conocido sino por transitado.
Tocaba esperar, en la calle, pero una espera con niños cantando en el balcón y una caipirinha y cerveza alivian en dos sorbos.
Al sentarnos trajeron cuatro panes y una taza con cebolla y aceite. ¡Bomba para el aliento! Mejor pasar hambre que quedarse sola el resto del día.
La gente de alrededor compartía fuentes de carne y arroz, con mandioca, con el fútbol de fondo, barriles para tirar un chopp (leído chopi) que son las cañas nuestras y un crucifijo incrustado en la pared.
La feijoada estaba sabrosa y tirada de precio, infinita, imposible de terminar. El plato típico de Brasil en Boi na Brasa, comedor de mesas pegadas, amistad y ruido, cuesta poco y se recuerda siempre. Si vais por São Paulo, salid del circuito de sitios caros y tirad para allá.
Pd.: Y sobre todo, después de comer, ir a la zona de torre Italia, al ladito, a sentaros. Ni se os ocurra hacer el canelo (como yo) e ir andando hasta la avenida Paulista con 38 grados, y cuesta arriba. Parece cerca en el mapa, pero ¡es una ciudad de 19 millones de habitantes!
Hola, muy buen articulo, podrias escribir alguna receta para que los amantes de la buena mesa la disfrutemos !!
Ya quisiera yo saber cocinar así.