Roma, la ciudad eterna, es un compendio de recuerdos y momentos. Al margen de nuestro espléndido guía, en la capital del Imperio (que no me refiero a Gran Vía) contamos con un cicerone sin igual: Santiago Arroyo Esteban. Para muchos, lo spagnolo volante. Para mí, Santi, el que se lamentaba a las puertas del Habana Batanga, el amigo de Manu, el bailarín entre pilares de madera y solos de Bunbury.
Santiago Arroyo Esteban, estudioso del arte, presenta Diálogo de la pintura de Lodovico Dolce el miércoles 3 de noviembre en la Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla. C/ Noviciado, 3.
¿Quién se niega a darle calor a un ser tan adorable?