No es oro todo lo que reluce. Yo, que soy dada a fliparme con tendencias, palabras guays y movimientos colectivos.
Conocer a Manuel Cebrián ha sido una suerte. Poca gente explica las dos caras, la buena, la que vende, y la peligrosa, la que te hace cuestionarte el uso que hacemos de la tecnología, del crowdsourcing.