No es una tontería decir esto cuando los medios reconocen no sólo estar pasándolo mal, sino, literalmente, enganchados al Twitter de un chaval para conocer mejor los gustos de ese rango de audiencia que no terminan de captar, del que no saben cómo se manejan en los medios, qué les interesa y cómo comparten lo que ellos consideran información relevante.
Lo que me sorprende es que el chaval (Matt Robson) se hace llamar «gurú», así, por la cara. Lo de estratega me parece más normal.